Vivencias únicas de una juventud emergente


Vivencias únicas de una juventud emergente

Por: Cristal Pacheco

En la etapa comprendida entre los 18 y 25 años de edad, muchos jóvenes experimentan cambios significativos en sus vidas, que podrían abrir una brecha entre la frustración y el triunfo esperado

Durante la adolescencia los jóvenes se sienten con capacidades similares a las de un adulto, es decir las ganas de vivir y experimentar nuevas etapas es lo que mueve sus vidas a diario, sentirse capaz de lograr metas, alcanzar triunfos y ser el centro de atención, en muchos casos es lo que les incita a disfrutar de este lapso de tiempo inolvidable e irrepetible.

Al lograr la mayoría de edad, los jóvenes comienzan a prepararse para vivir acontecimientos acelerados, emotivos y expectantes, esperan conseguir el mayor provecho y complacencia en cada acontecimiento vivido, el refugio en la música, la soledad, libros, es lo que muchas veces les identifica y les hace sentirse únicos en su mundo.

Igualmente, entre los cambios sociales, se encuentra la tendencia a reunirse en grupos, la elección de una ocupación, así como la necesidad de adiestramiento y capacitación, para el desempeño de esa ocupación que se convertirá en su proyecto de vida. (Cortesía: www.bvs.sld.cu)

Los cambios vividos entre estas edades, comprenden una serie de variaciones hormonales que acarrean constantes cambios de ánimo, frente a la presión de la toma de decisiones que esta etapa exige, puesto que a este nivel se plantean las metas futuras junto a las estrategias para alcanzarlas, lo que podría ir acompañado de miedo al fracaso y a la decepción.

Conociendo temperamentos
Muchos estudiantes al ser egresados de la etapa diversificada, regularmente acuden a departamentos dentro de la institución para la búsqueda de orientación. La licenciada Elsi Martínez, Trabajadora Social de la Unidad Psicoeducativa Táchira comenta su experiencia diaria en esta unidad: “Los jóvenes que egresan del bachillerato, se acercan con una gran confusión de ideas producto del compromiso ya sea frente a sus padres, y con ellos mismos de ser grandes profesionales, ser independientes y vivir mejor, muchas veces no saben que hacer con su futuro y eso acarrea gran depresión o decepción”.

Martínez agrega que la orientación que se implementa va dirigida al área psicológica del egresado, para el trato de su comportamiento posterior: “Se trabaja en función del área psicológica del muchacho, para aumentar su autoestima, impulsar su perfil emprendedor, alentarlo y capacitarlo para que dé lo mejor de sí mismo.

Actualmente existe una elevada suma de jóvenes que producto de las diversas presiones que viven, se refugian en opciones de relajación como el cigarro, que les permite liberar tensiones, desahogarse para pensar con más claridad en la toma de sus decisiones.

Hay una extensa creencia sobre que el comportamiento tabáquico se establece en gran parte a los 18 años, sin embargo, el inicio de la etapa adulta puede ser el desarrollo del comportamiento tabáquico regular, hoy se estudian los patrones del consumo de tabaco entre los adultos jóvenes (edad 18-29 años) y tratar las implicaciones para la política de control del tabaquismo. (Cortesía: www.psiquiatria.com).

Existen diversos comportamientos del adulto adolescente en esta etapa, la sexualidad podría convertirse en uno de ellos, ya que se deja de lado la niñez y se inicia la madurez “total” y capacidad de asumir todo tipo de responsabilidades, esto producto de los llamados cambios hormonales (autoestima elevada) y físicos (crecimiento de busto y caderas en la mujer, desarrollo muscular en el hombre) que experimentan.

Cambio de vida repentino
El joven José Luís Bociga, de 22 años experimentó un cambió de vida en su relación sentimental a sólo cuatro meses de ser egresado de la universidad: “salí de la universidad con muchísimas expectativas, mi compañera para ese momento me confesó que estaba embarazada, y repentinamente todo se vino abajo, me encontraba desconcertado, sentí que tuve que madurar prematuramente, me sentía incapaz, pero sabía que tenía que hacerlo”.

Bociga comenta que durante el proceso de supervivencia luego de asumir la responsabilidad fue muy difícil: “La adquisición de trabajo fue dura porque no podía elegir, eso me frustró grandemente. Soy hijo único por lo cual el cambio psicológico fue terrible, porque ahora mi pareja y el bebé dependían de mí, sentí un miedo terrible de no poder con todo.”

En 16 de 41 países donde se tienen datos de encuestas, al menos la mitad de los hombres adolescentes entre los 15 y 19 años han tenido sexo premarital. En 36 de estos 41 países, al menos la mitad de los hombres de 20 a 25 años han tenido sexo premarital. (Cortesía: www.infoforhealth.org)

¿Y ahora, que hacer?
Durante la estadía en institutos públicos o privados, el joven vive cierta seguridad por la dependencia directa a sus padres. Jesús Agelvis de 19 años estudiante del 4to semestre de Ingeniería en Sistemas en la Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas (UNEFA), comenta un poco su vivencia: “Al llegar a 5to año de bachillerato comencé a vivir cambios en mi vida, me preguntaba que iba a hacer luego de salir del colegio, no tenía decidido que estudiar, me inclinaba al área de informática y presenté en diversas universidades hasta entrar en la Unefa”.

La estadía en la universidad no fue fácil para el joven, puesto que el proceso de adaptación fue lento y largo “me costó mucho adaptarme, extrañaba mi entorno de amigos del colegio, me sentía muy solo, extraño, con un miedo al fracaso terrible, que hoy ha disminuido pero es permanente”.


Cinco años de expectativas
Al iniciar el camino universitario los jóvenes se llenan de expectativas a futuro, Gloria Martínez de 23 años es licenciada en Educación mención Básica Integral egresada de La Universidad de Los Andes (ULA), da su opinión sobre el tema: “A pesar de ser profesional a tan corta edad me gustaría encontrar un trabajo pronto, puesto que ha sido muy difícil entrar al campo laboral, esto ha traído gran tristeza, decepción y desesperación, porque de verdad mi expectativa durante estos cinco años era otra al salir graduada de la universidad”
La joven expresa a su vez que cada día se abre la espera para el logro de un empleo: “no me gustaría tener que esperar al inicio del otro año escolar para iniciar un trabajo, para mí sería lamentable seguir esperando para poder trabajar, cuando tengo metas para mi futuro social y laboral”.

La necesidad de vivir lo que para muchos es la realización de su vida, se ha convertido en una realidad emergente en jóvenes adultos, donde a las edades de 18 a 25 años se pretende disfrutar al máximo lo que ellos denominan una vida adulta, de amplio recorrido y con capacidad de tomar muchas decisiones que marcarán en resto de sus vidas.

El sentirse con la capacidad de decidir y actuar maduramente, en muchos jóvenes acarrea sensación de realización y logro, aunque en otras ocasiones el no haberlo hecho podría ser motivo de frustración y decepción, es allí donde se comprende que no es una edad fácil, que de ella dependen sueños y realizaciones futuras.

No sólo a nivel académico…
“Ya tengo 21 años, la edad suficiente como para irme de mi casa, puedo trabajar, salir adelante, mis padres no me harán fracasar con sus consejos anticuados tengo mi banda, mi música es todo lo que necesito para sobrevivir.”

Este fue el pensamiento de *Jorge antes de ser padre, alcohólico y “un fracasado” como él actualmente se cataloga, “debí ser más prudente al tomar mis decisiones, esta edad marcó mi vida y ahora debo luchar por salir adelante, sin la ayuda de nadie”…

(*El nombre del joven fue cambiado, a petición del mismo.)

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